En realidad te crees lo que constantemente te están vendiendo desde todos los medios patrocinados por los poderes públicos en cualquiera de los países donde puedas vivir.
Hay un montón de gente que se está aprovechando de tu dinero, y consecuentemente, de tus fuerzas, de tu tiempo, de tu energía… pues en eso es en lo que se traduce el dinero que te están detrayendo. Todos estos no hacen más que repetir el mantra de que es por tu bien, que sólo ellos saben lo que te conviene, que te van a devolver lo que pagas en forma de sanidad, de educación, de …. lo que sea, con el adjetivo de «gratuito».
En primer lugar, nada de lo que te puedan devolver es «gratuito», y además, en la mayor parte de las ocasiones es más caro que si lo hiciera una empresa particular. En segundo lugar, no lo van a dedicar a lo que dicen que van a hacerlo… gran parte se lo quedarán para cubrir sus propios intereses. En tercer lugar, no van a pagar más los que más tienen… el gran pagano eres tú, según el principio de las economías de escala, y esto lo tienen muy claro. Por último, te engañan a la hora de decirte lo que realmente pagas.
Vamos a aclarar un poco esto último.
Los impuestos pueden ser directos, los que te detraen directamente de tus ingresos, o indirectos, los que pagas cuando intercambias bienes o servicios.
Respecto a los directos, en tu nómina ves reflejado un porcentaje de pago de impuestos peeeeroooo, no son todos los que hay. Estos primeros, los que tú puedes ver, son el impuesto sobre las ganancias, sean rentas del trabajo, del capital, etc, las cotizaciones sociales, y cotizaciones de otro tipo como la dedicada al paro o al seguro de enfermedad. Estas directamente las detraen de tu nómina, mes a mes, para que no te sea gravoso tener que pagarlas tú y no te des mucha cuenta de su cuantía.
No obstante, decimos que no son las únicas. A la empresa también le toca pagar por tenerte contratado, pueden ser también cotizaciones sociales, seguros de paro, de enfermedad, mútuas, etc., y no son cantidades pequeñas, muchas veces son mucho mayores que las que ves en tu nómina, y, aunque no las veas, esto puede considerarse parte de tu salario, dado que la empresa tiene que pagarlas para tenerte contratado.
Vemos ya que en impuestos directos se va un gran pellizco.
Ahora vamos con los indirectos. Está el impuesto sobre el valor añadido que grava todas las transacciones económicas que pagarás sí o sí por cada cosa que compres. También existen los impuestos especiales que justifican en ciertas utilidades sociales, pero que realmente se aplican a productos que es difícil dejar de consumir a corto plazo, como pueden ser carburantes, electricidad, tabaco, bebidas alcohólicas, etc.
De hecho se da la paradoja en ocasiones de aplicar un impuesto sobre otro impuesto, como aplicar el IVA sobre el impuesto a la electricidad y esto «es legal»…. formas imaginativas de saquearnos los bolsillos.
Así que ¿contento porque sólo pagas un 10% de tu sueldo?. Si haces cuentas, posiblemente estés pagando cerca de la mitad de tu sueldo en impuestos, si no mas.
Ahí lo dejo.
Si quieres una ilustración numérica de lo comentado en este post, puedes ver el interesante vídeo de José Navarro en Youtube.