Huey Lee presidía la empresa «Advanced Technical Services2» en los años ochente.

«En cambio, los talleres de Lee son locales limpios, amplios y bien iluminados. Sus empleados -mexicanos, chinos, vietnamitas, filipinos- atienden a su tarea con tanta minuciosidad que las devoluciones por defectos de fabricación están muy por debajo de la media industrial. Los efectos del medio ambiente se peden apreciar, no sólo en la calidad del trabajo, sino también en el hecho de qe los empleados hacen entrar a otros miembros de sus familias en la empresa. La causa de que Lee motive a sus empleados para que se muestren tan meticulosos en un trabajo tan repetitivo, y de que haya creado una cultura positiva en una actividad por otra parte tan monótona, debe remontarse a su país natal, China.

El padre de Lee se crió en una granja de Sacramento y se graduó en contabilidad en la Universidad de California, Berkeley, en 1926. Sin embargo, por el hecho de ser oriental, en aquel tiempo no pudo encontrar un empleo en su especialidad y tuvo que empezar a trabajar como carnicero en una tienda china de comestibles.

‘Se hartó de ello porque no había estudiado durante cuatro años para ejercer esta actividad. Sin embrgo, no había para él otros puestos de trabajo… a causa de la discriminación. Por lo tanto, rompió sus documentos de ciudadanía y regresó a China con cien dólares en el bolsillo. Todo un aventurero.’

Gracias a su educación norteamericana, el padre de Lee tuvo una serie de buenos empleos, entre ellos el de administrador de las Fuerzas Aéreas chinas y finalmente el de director general de un banco. En ese banco se encontraba cuando los comunistas asumieron el poder.

‘En 1948, huimos a Hong Kong, donde permanecimos durante siete años como refugiados, carentes de ciudadanía y de toda categoría. Fuimos a la escuela en Hong Kong, y él trabajaba allí como director en el mismo banco. Cuando todos terminamos el bachillerato, mi padre no disponía de dinero para costearnos estudios superiores, ya que esto era muy caro. Por consiguiente, decidió acogerse al estatus de refuguado y regresar a Estados Unidos, para que nosotros pudiéramos proseguir nuestra educación. Sacrificó su buen empleo y regresó aquí, para favorecernos a nosotros. Sin embargo, él era ya demasiado viejo para conseguir un empleo y, por tanto, pidió dinero prestado a unos parientes y montó un pequeño negocio de comestibles en Oakland. Todos le ayudamos en la tienda, y ésta nos sustentó durente nuestros años de estudiantes. Finalmente, cuando todos conseguimos nuestros títulos universitarios, cerramos la tienda y nos dedicamos a sustentar a nuestros padres.’ «

Extraído del libro «Las gentes de Silicon Valley» de Thomas Mahon, Editorial Planeta de Agostini, 1985.

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